Hoy martes fui a ver a Tiny. Hace tiempo que quería ver (¡nooo!: ¡COMER!) a esa flaquita.
Es muy rica, una de las flaquitas más ricas que me han comido.
No soy adepto a las venezolanas, pero ella se ha convertido en mi excepción y mi pecado. Labios gruesos, ¡aaaah, cómo succionan! Culito de seda.
Su chorito es mojadito y servicial. ¡Un diez!
Sus pequeñas tetitas (¡Aaay teen!) de pezones largos y sentimentales.
Bonita de cara, de cuerpo, de hábitos.
Una ducha en la oscuridad del sol.
Un diez en todo. Pero es un secreto...